Vendieron humo y me echaron por decirlo

 

Entre junio de 2022 y junio de 2023 estuve en una sola startup joven. Pero bastó con esa experiencia para entender cómo funcionan muchas empresas que parecen “innovadoras”, pero que en realidad están construidas sobre promesas vacías.

El gerente general no tenía idea de lo que estábamos haciendo. No sabía tomar decisiones, no entendía nada del proceso técnico y, lo peor, ponía las manos al fuego por su amigo, el gerente comercial: un tipo charlatán y prepotente, sin estudios formales que yo supiera, que se dedicaba a vender la marca y hacer promesas imposibles.

Y eso era exactamente lo que hacían: vendían sin tener producto. Mostraban maquetas bonitas y videos publicitarios, mientras que el software real —el POS de ventas— era solo un esqueleto sin backend ni lógica funcional. Gastaban más en vender la marca que en construir lo que prometían.

Mientras todo eso ocurría, yo soportaba la parte de los Documentos Tributarios Electrónicos. No era un tema menor, porque una falla ahí significa sanciones legales y problemas graves con el SII.

Luego contrataron a un programador mexicano para desarrollar el sistema. No me malinterpreten, no me disgustó la persona ni su país, pero sí me pareció fuera de lugar que alguien que no conoce el contexto ni las condiciones locales me diera cátedra sobre cómo hacer mi trabajo. Simplemente no me parecía justo ni respetuoso, considerando que acá no trabajamos con dólares ni con las mismas estructuras que ellos.

Y aquí está la realidad cruda: yo era un externo, sin contrato ni factura, sin ningún respaldo legal. Como no había sistema, solo apagaba incendios mientras ellos seguían vendiendo humo.

Cuando me di cuenta de que lo que estábamos haciendo no era construir software, sino apagar incendios, fui claro y lo dije.

Y me echaron.

No me despidieron formalmente, solo dejaron de contestar. Porque no les convenía tener a alguien que veía la verdad.

Esta experiencia me dejó una lección muy dura:

No todo lo que brilla es innovación.

Hay startups que se enfocan en vender sueños y construir apariencias, y olvidan que la tecnología es para resolver problemas reales, con seriedad y responsabilidad.

Si alguna vez estás en un lugar donde venden sin producto, y tú eres quien debe construirlo, cuídate. Porque cuando el castillo de humo se caiga, te buscarán a ti para cargar con la culpa.

Y si eres un externo sin contrato, ni siquiera habrá un despido formal.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Configurando Servlets y JSP en Jetty

Firma de un Documento XML con Certificado Digital en Java para Uso Tributario en Chile

RESOLUCION SET BASICO DE FACTURA ELECTRÓNICA SII