Cuando los jóvenes contratan programadores extranjeros
No entiendo por qué muchas empresas fundadas por profesionales más jóvenes que yo —tengo 45 años— tienen la costumbre de contratar programadores extranjeros. Ya me ha pasado un par de veces: me llaman cuando el proyecto está en problemas, cuando hay que apagar incendios. No tengo nada en contra del talento extranjero; de hecho, puede funcionar muy bien en el frontend, donde el contexto local importa menos. Pero en el backend, la historia suele ser distinta. En uno de los casos, el desarrollador colombiano con el que hablé —supuestamente encargado del backend— me dijo: “Yo solo sé lo de la base de datos… ¿tú sabes leerla?” Esa fue toda la conversación. Nunca llegué a ver el código ni la estructura. En teoría, él solo debía enviarme un JSON para que mi API emitiera el documento electrónico, pero ni siquiera se llegó a ese punto. En otro proyecto, el programador —mexicano en este caso— insistía en que mi lógica era incorrecta, sin conocer cómo funciona la facturación electrónica en...